Los torrentes se agrandaban reclamando a la tierra un espacio que no les pertenecía, los cielos se abrían derramando ríos verticales hasta la tierra fangosa, las nieves de la cordillara del Taurus fundidas con los calores de una primavera adelantada se unían a los lagos y los ríos formando mares de agua dulce en el interior de las tierras otrora secas de Siria.
Da Vinci contemplaba el espectáculo sobrecogido y se preguntaba como habría ctuado Marco Polo, a quien el toscano admiraba ¿que habría hecho el veneciano frente a una situación como aquella?Para colmo, circulaban rumores de una pronta guerra entre turcos y venecianos, aliados desde la caída de Constantinopla y aún antes, pues la derrota de los Bizantinos se había producido, en parte por la negativa de los venecianos a ayudar a los últimos represemtantes del antiguo Imperio Romano de Oriente. Estos rumores hacían más dificil la situación ya de por si complicada.
-¿Que debo hacer? - se preguntaba Leonardo - ¿renunciar a mi proyecto de viajar por Siria hasta Persia y, si puedo, llegar incluso a la India? o ¿abandonar ahora que aún estoy a tiempo?
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