lunes, 30 de mayo de 2011

Leonardo Da Vinci: El Último Pitagórico

Mucho se ha especulado con los ascendentes ideológicos del pintor italiano, se ha dicho que era cátaro, ateo, proto-masón y hasta musulmán. Incluso hay quien ha afirmado que venía del futuro... Tres claves nos van a orientar acerca de la filiación ideológica de Leonardo: su amor por la música, su dedicación a la medicina y su obsesión por los máquinas de guerra.
Como afirma esas son tres cosas, especialmente esa última, por las que eran conocidos los pitagóricos en la antigüedad: "la historia del armamento en Occidente se desarrolló gracias a ellos [los pitagóricos]. Inventaron distintos tipos de artillería basados en los principios de la armonía y el equilibrio (...) para ellos incluso la guerra era una gran armonía que ejecutaba el comandante de artillería y se oía en las cuerdas de la catapulta".
La medicina tambien entendida como restablecimiento de la armonía del cuerpo y el alma era una disciplina bien conocida y desarrollada por los pitagóricos a veces en contra de Hipócrates y sus discípulos que los denostaban y les llamaban magos queriendo con ello insultarles.
¿Y que decir de la música que Leonardo tanto apreciaba y con la que amenizaba las veladas de la corte del Moro? ¿Hay alguna disciplina más pitagórica que la música?
¿Y no es toda la vida de Leonardo una búsqueda sin cesar de la armonía de la vida?
La suya es la búsqueda incansable del ideal de la sabiduría.
Da Vinci no es un filósofo, es un sabio en el sentido más profundo del término y su amargura que destila al final de sus días no es por él ni por su obra que él adivina nunca llegará a su destino, su deshazón es por nosotros sin él, sin el último pitagórico estamos perdidos y nos ha costado siglos de búsqueda llegar a su altura.

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